miércoles, 29 de julio de 2015

Creer es más fácil que verificar.


Richard Monvoisin: Tenemos un cerebro muy potente, capaz de imaginar novelas, de hacer teorías maravillosas, de construir la ciencia… pero tanta imaginación debe dirigirse bien! Si acabas creyendo que Supermán existe de verdad, quizás decidas tirarte del tejado de tu casa con una capa de Carnaval…

¿Cómo?

Para verificar cualquier creencia, empiece por deconstruirla: remóntese a sus orígenes para localizar sus fuentes y aclare después su cui prodest (a quién beneficia).

Si un estudio dice que el tabaco rejuvenece, comprobar si lo paga la tabaquera. Eso no invalidaría necesariamente sus conclusiones, pero si al final resultara falso, explicaría a quién beneficia su falsedad…

Cuanto más pagas por un placebo, más efectivo es. El dinero, el tiempo y el esfuerzo que cuesta una terapia dudosa la refuerza.

Insisto en que se debe verificar, experimentar, mostrar y difundir resultados, pero no juzgar ni condenar a nadie: las falsas creencias son como muletas irracionales para muchos humanos, por eso no hay que quitárselas de golpe, sino demostrarles que pueden andar sin ellas… Si quieren.

En algo hemos de creer.

A menudo el propio terapeuta cree sinceramente en sí mismo… Si desafiáramos con experimentos sencillos nuestras creencias económicas, políticas y personales, cambiaríamos nuestras vidas.

Debe usted de tener muchos ejemplos.

¿Por qué compra determinadas marcas? ¿A quién vota? Teste sus creencias: apunte, mida, compare y verá que muchas de sus creencias carecen de razones.


Extractos de una entrevista con Richard Monvoisin en La Vanguardia

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